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El Rito de Emulación es un rito que quiere ser sencillo, puro, basado únicamente en la simbología del arte de los constructores, desprovisto de añadidos y artificios.

 

El hermano iniciado en el Rito de Emulación se caracteriza por un especial apego al conocimiento y dominio del propio Ritual, dado que es éste el que dibuja el marco y contenido de las Tenidas.   Se puede definir este Rito como intimista ya que es a través de la práctica y el estudio del Ritual que el Iniciado incorpora y reflexiona sobre los muchos mensajes contenidos en los textos de apertura y cierre de los «Trabajos» de la Logia, así como en los textos correspondientes a las ceremonias de iniciación, pase el segundo grado de Compañero y elevación al tercer grado de Maestro.

 

El Rito de Emulación traza un camino a practicar, en un principio y aparentemente, sin la ayuda exterior del análisis y explicaciones provenientes de los demás hermanos.   Hay que vivir el Ritual y las Tenidas.   El trabajo masónico se representa como un psicodrama que deja una profunda huella en la mente y corazón del hermano, siempre que esté receptivo.   A veces puede resultar desconcertante o difícil este camino para el hermano que espera obtener explicaciones de los más antiguos, al considerarlos más experimentados.   Se le puede ayudar a identificar una parte de los «Landmarks» ( los Antiguos Deberes, Usos y Costumbres) que deberá mantener, pero el camino es individual y personal, lo cual exige un esfuerzo introspectivo y de autocrítica intimista a los masones que practican el Rito de Emulación.

 

La progresión de Aprendiz a Maestro se funda en la comprensión, en el silencio interior y en el conocimiento profundo de las herramientas del grado.   El acento se pone en el trabajo personal de la piedra bruta, símbolo del compromiso moral y su perfeccionamiento.

 

A diferencia de otros Ritos, no todo el trabajo masónico se realiza exclusivamente durante la Tenida.   En el Rito de Emulación cobra una excepcional importancia el ágape fraternal que sigue a la Tenida Abierta y que, de hecho, no concluye hasta que se celebra el último brindis o «Brindis del Retejador».   El ágape, forma parte de la Tenida y por lo tanto tiene sus propias reglas.    Su marco exterior son los brindis y el orden establecido del uso de la palabra de cada hermano.   El marco interior lo conforman las palabras que aquel pronuncia, bajo la dirección del Director de Ceremonias y de acuerdo con el Venerable Maestro.   Durante el ágape, todo miembro de la Logia puede y debe aportar opiniones y reflexiones susceptibles de enriquecer a los demás.   No hay indicaciones previas sobre los temas de los «Trabajos» en el ágape, pero pueden significar, bien llevados, una gran ayuda para orientar a los Hermanos en el camino de ser un buen masón.

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